sábado, 8 de marzo de 2014

EL 8 DE MARZO… ¿QUÉ VAMOS A CELEBRAR?


 

EL 8 DE MARZO… ¿QUÉ VAMOS A CELEBRAR?

 

Virginia Carrera Garrosa

Portavoz del Colectivo Feminista Trece Rosas
Experta en Género y Políticas de Igualdad

 

El movimiento feminista salimos a la calle con motivo del Día Internacional de la Mujer.

 Desde hace unos años  esta fecha se ha convertido en el día de la Mujer y no solo trabajadora, sin embargo para algunas, hoy más que nunca, se hace necesario rescatar ese adjetivo. La crisis está  golpeando a la clase trabajadora y las mujeres, trabajadoras, somos todas, aunque empleadas  solo sean unas pocas.

 Aunque mis reflexiones de este día no van por la línea de reivindicar cambios de nombres  en el calendario, no puedo evitar en esta fecha preguntarme en voz alta, ¿qué estamos celebrando?

Este 8 de marzo, al igual que los anteriores, lo que percibo es que la igualdad entre hombres y mujeres es todavía un objetivo en nuestra sociedad.

Los recortes en el  gasto público, las reformas laborales, la pérdida de empleo en todos los sectores productivos de nuestra ciudad han hecho que el desempleo en Salamanca sea la principal preocupación de la población salmantina.

 Es de justicia y haciendo un poquito de memoria tenemos que  decir que los datos de ocupación de Salamanca no eran del todo halagüeños antes de la crisis y que esta crisis mantiene una característica del mundo laboral: que hombres y mujeres no somos  iguales en el mercado de trabajo.  Los datos hablan por sí mismos, no es necesario profundizar de nuevo en que las mujeres no acceden, ni se mantienen en el empleo de igual manera y que tampoco ingresan lo mismo en los hogares.

Mucha gente al leer esto pensará que esto ya lo ha escuchado más veces, que seguimos siendo consideradas menos productivas, menos disponibles para el empleo, lo que llamaríamos mano de obra de riesgo, y que todo estos se debe a que seguimos cuidando en mayor medida que los varones y quela solución pasa por repartir el trabajo domestico para alcanzar la igualdad, acompañado por supuesto de una red de recursos públicos que garanticen la atención a las personas dependientes.

A estas clásicas denuncia en el 8 de marzo, me gustaría añadir una nueva, el ataque a la negociación colectiva quitándole protagonismo y materias de actuación. La negociación colectiva es (o era) en la actualidad la principal herramienta para asegurar unas condiciones de trabajo dignas y para ayudar a la creación de empleo.

A lo que me refiero con esto es al ataque que sufren nuestros convenios colectivos, esos “libritos” que tenemos por casa, donde se recogen los derechos y deberes que tenemos como personas empleadas. Si hablamos de convenios en nuestra provincia nos toca decir que los convenios que afectan a mayor número de personas son aquellos altamente feminizados como son el comercio seguido de la hostelería. Las reformas laborales lo que promueven son los convenio de empresa, los cuales en nuestra provincia son negociados en sectores masculinizados y que a mí me recuerda a ese refrán popular del divide y vencerás, tanto a hombres como mujeres.  Con esta situación en la negociación, el fomentar la igualdad en el empleo parece, aun más, una difícil tarea. Mi pregunta es ¿Con estas  mimbres qué cestos hacemos?.Pues algo podemos hacer, como diría Gioconda Belli, ponernos las pinturas de guerra y olvidarnos de celebraciones, salir a la calle con nuestra tabla de reivindicaciones y  no callar hasta que sea una realidad. Porque mientras que el mercado de trabajo con sus continuas reformas “machaque” a la clase trabajadora la igualdad real será una utopía y nosotras solo creemos en la utopía para caminar, para seguir avanzando.

 No puedo olvidarme este 8 de marzo del ataque que podemos sufrir las mujeres después de mayo, con la aprobación de una nueva ley del aborto, pero eso queda para otra reflexión o para unas cuantas que nos tocaran. En fin, ¿seguimos creyendo que  tenemos  algo que celebrar?.

 

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