EL 8 DE MARZO… ¿QUÉ VAMOS A CELEBRAR?
Virginia Carrera Garrosa
Portavoz del Colectivo Feminista Trece Rosas
Experta en Género y Políticas de Igualdad
El
movimiento feminista salimos a la calle con motivo del Día Internacional de la
Mujer.
Desde hace unos años esta fecha se ha convertido en el día de la
Mujer y no solo trabajadora, sin embargo para algunas, hoy más que nunca, se
hace necesario rescatar ese adjetivo. La crisis está golpeando a la clase trabajadora y las mujeres,
trabajadoras, somos todas, aunque empleadas
solo sean unas pocas.
Aunque mis reflexiones de este día no van por
la línea de reivindicar cambios de nombres
en el calendario, no puedo evitar en esta fecha preguntarme en voz alta,
¿qué estamos celebrando?
Este 8 de
marzo, al igual que los anteriores, lo que percibo es que la igualdad entre
hombres y mujeres es todavía un objetivo en nuestra sociedad.
Los
recortes en el gasto público, las
reformas laborales, la pérdida de empleo en todos los sectores productivos de nuestra
ciudad han hecho que el desempleo en Salamanca sea la principal preocupación de
la población salmantina.
Es de justicia y haciendo un poquito de
memoria tenemos que decir que los datos
de ocupación de Salamanca no eran del todo halagüeños antes de la crisis y que
esta crisis mantiene una característica del mundo laboral: que hombres y
mujeres no somos iguales en el mercado
de trabajo. Los datos hablan por sí
mismos, no es necesario profundizar de nuevo en que las mujeres no acceden, ni
se mantienen en el empleo de igual manera y que tampoco ingresan lo mismo en
los hogares.
Mucha
gente al leer esto pensará que esto ya lo ha escuchado más veces, que seguimos
siendo consideradas menos productivas, menos disponibles para el empleo, lo que
llamaríamos mano de obra de riesgo, y que todo estos se debe a que seguimos
cuidando en mayor medida que los varones y quela solución pasa por repartir el
trabajo domestico para alcanzar la igualdad, acompañado por supuesto de una red
de recursos públicos que garanticen la atención a las personas dependientes.
A estas
clásicas denuncia en el 8 de marzo, me gustaría añadir una nueva, el ataque a
la negociación colectiva quitándole protagonismo y materias de actuación. La
negociación colectiva es (o era) en la actualidad la principal herramienta para
asegurar unas condiciones de trabajo dignas y para ayudar a la creación de
empleo.
A lo que
me refiero con esto es al ataque que sufren nuestros convenios colectivos, esos
“libritos” que tenemos por casa, donde se recogen los derechos y deberes que
tenemos como personas empleadas. Si hablamos de convenios en nuestra provincia
nos toca decir que los convenios que afectan a mayor número de personas son
aquellos altamente feminizados como son el comercio seguido de la hostelería.
Las reformas laborales lo que promueven son los convenio de empresa, los cuales
en nuestra provincia son negociados en sectores masculinizados y que a mí me
recuerda a ese refrán popular del divide
y vencerás, tanto a hombres como mujeres.
Con esta situación en la negociación, el fomentar la igualdad en el
empleo parece, aun más, una difícil tarea. Mi pregunta es ¿Con estas mimbres qué cestos
hacemos?.Pues algo podemos hacer, como diría Gioconda Belli, ponernos las pinturas de guerra y olvidarnos de celebraciones,
salir a la calle con nuestra tabla de reivindicaciones y no callar hasta que sea una realidad. Porque
mientras que el mercado de trabajo con sus continuas reformas “machaque” a la
clase trabajadora la igualdad real será una utopía y nosotras solo creemos en
la utopía para caminar, para seguir avanzando.
No puedo olvidarme este 8 de marzo del ataque
que podemos sufrir las mujeres después de mayo, con la aprobación de una nueva
ley del aborto, pero eso queda para otra reflexión o para unas cuantas que nos
tocaran. En fin, ¿seguimos creyendo que
tenemos algo que celebrar?.
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