viernes, 18 de octubre de 2013

Artículo de opinión sobre la liberalización de horarios en el comercio




Virginia Carrera Garrosa,
Portavoz del Colectivo Feminista Trece Rosas

Domingo si, domingo no, esa es la cuestión.
En pleno debate sobre la racionalización de horarios y la posibilidad de retrasar una hora nuestros relojes, como fomento de la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, en nuestra Salamanca ha surgido otro debate en paralelo: la posibilidad que plantean algunos grupos de liberalizar los horarios comerciales. Esta propuesta permitiría la apertura de establecimientos un mayor número de festivos o la ampliación de los horarios en días laborables.
Sin duda, para muchas y muchos, ha sido el tema de conversación de las últimas semanas. Me atrevería a decir, según el perfil de este sector altamente feminizado, que para muchas mujeres ha sido un tema de conversación y preocupación, puesto que la apertura de más festivos en el comercio puede ver amenazadas sus condiciones laborales y salariales.
Durante estas semanas he escuchado a algunos compañeros y amigos decir que quizás esta medida  sirva para generar empleo, un nuevo empleo. Desde la óptica de la que firma que  compra, cuando puede en el barrio, y cuando no en el centro de la ciudad, aumentar la apertura en festivos no supone generar mayor ventas, sino distribuir estas compras entre más días. En palabras del presidente de la Confederación de Empresarios del Comercio de Castilla y León no se aumentarán las ventas si no que se trasvasarán al domingo.
Durante estos últimos años las empresas no han parado de repetir que no pueden contratar, que no hay liquidez, que no hay ventas;  si con esta liberación las ventas no aumentan, mi pregunta es ¿cómo van a generar empleo? 
            Lo que se me viene a la mente es que esta  medida comercial no hará más que distribuir la jornada laboral de las plantillas del lunes a domingo.  Esto en realidad significa estar disponible para la empresa  los sietes días de la semana. La ampliación  de horarios supondrá la implantación de una jornada irregular en las grandes superficies. Una jornada laboral que gracias al reformado artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores  podrá  ser  flexibilizada y modificada a gusto de las empresas, en un  sector que ya de por si está  altamente precarizado y tiene elevadas tasas de jornada a tiempo parcial. Un claro ejemplo lo tenemos en una conocida cadena de supermercados, donde  hace muy poco ampliaban  el horario de apertura en media hora, sin nuevas contrataciones ni  aumento en las nóminas de su plantilla.
Después de estos preceptos me atrevo a decir que esta  medida liberalizadora no   genera empleo, sino que lo hace más precario.
Y por supuesto, no nos olvidemos del pequeño comercio, el tradicional, el del personal autónomo que se las ve y se las desea para pagar su cuota. Esta liberalización no hace sino restar competitividad al pequeño comercio, que ha de afinar cada vez más su estrategia para sobrevivir frente a las grandes superficies.
Tampoco tiene que ver con la afluencia de turistas. En esto Emilio Checa nos dejaba bien claro que la apertura del pasado domingo, coincidente con un festivo, y por tanto con más turistas en nuestra “city”, no había generado mayores ventas.
Y qué decir de la famosa conciliación de la vida laboral y familiar, ahora que está todo el debate de horarios en la Subcomisión del Congreso, llegamos los salmantinos y queremos abrir los domingos.
Lo que nos debemos plantear es si es realmente necesario consumir en domingo, si nos hará más felices salir a comprar el domingo  o  si eso dará más “vidilla”, como dicen algunos,  a la ciudad. Señoras y señores, si el aumento de nuestro furor y ocio  se lo debemos a Amancio Ortega,  tenemos un serio problema. Con estos planteamientos, dentro de nada querremos que  nos atiendan en el banco el domingo, luego ir al médico de cabecera, para después acercarnos al Ayuntamiento a pagar una multa.
No creen ustedes que lo que habrá que plantear son medidas que generen realmente empleo, y creo que para eso  no debemos  olvidar las viejas consignas que todavía no son realidad, trabajar menos para trabajar todos (y todas), eso sí un empleo digno que nos permita a la inmensa mayoría ir a comprar durante los 6 días de la semana que en la actualidad abren los comercios.


La vida es para disfrutarla, no para consumirla.

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